Todo avivamiento genuino comienza con una renovación profunda en el corazón del creyente. El Espíritu Santo es quien despierta nuestro espíritu, reaviva nuestra fe y nos llena de poder para vivir conforme a la voluntad de Dios. En este artículo descubriremos cómo podemos experimentar un avivamiento personal y permitir que el Espíritu de Dios transforme nuestra vida espiritual.
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